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martes, 24 de enero de 2012

SUBE; La improvisación permanente



Roberto Marcelo Levingston es el único presidente en toda la historia argentina desde 1810 hasta la fecha que cuando lo designaron ¡no lo conocía ni el loro! Vea, en las redacciones, ¡no sabían como se escribía el nombre! ¡No había una foto de él! Cuando, a la noche, en la sexta apareció "LEVINGSTON PRESIDENTE" la gente preguntaba "¿Pero Presidente de que país será este buen señor?" Y porque para colmo, cuando lo designaron, ¡él estaba en la Junta Interamericana de Defensa en Washington! Así que aquí estábamos como los indios que se golpean el codo: ¡en bolas, y a los gritos!

Traje este fragmento del celebre "Monólogo 2000" del genial Tato, porque después de ver los spots del SUBE que comenzaron a circular el pasado domingo, me acordé demasiado de esa útlima frase. Pero mejor empezar desde el principio, así se entiende la cadena de hechos que desenlaza en ese spot.

A principios de 2009, debido a problemas en la Casa de Moneda y al aumento en el precio de los pasajes de colectivos, la escasez de monedas se transformó en un problema grave. Así el 4 de febrero la Presidente de la Nación anunció que en 90 días se implementaría el Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE), un sistema que permitiría pagar con una tarjeta contactless recargable en todos los medios de transporte del GBA, al estilo de la Bip! de Santiago de Chile, la Oyster londinense, o la PASMO y la Suica en Tokio.

Por supuesto que para cualquiera con un mínimo conocimiento tanto de los plazos de las contrataciones estatales como de la dimensión del transporte en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) con más de 200 líneas de colectivos nacionales, provinciales y municipales, más de 100 estaciones de tren y más de 50 de subte; lo planteado por la Primera Mandataria era una locura. Y en efecto, para el 4 de mayo, ya el Ministro De Vido había pateado la fecha para el 22 de junio. Ese día se "lanzó" el SUBE, pero solo como sello de goma; en realidad englobó a 3 sistemas privados ya existentes.

El más grande era "Monedero" de Metronec (Metrovías --> Benito Roggio) Este sistema funcionaba hace varios años en la red de subterráneos (habiendo arrancando bajo la denominación comercial "Subtecard") y en el Ferrocarril Urquiza, ambos operados por Metrovías. Además, en ese primer semestre de 2009, había acordado con el importante grupo empresario Doscientos Ocho Transporte Automotor (D.O.T.A.) para incluir el sistema en varias de sus líneas de colectivo, más precisamente las líneas 5, 8, 20, 50 y 101. Además de Monedero, el SUBE se apoyó en Lista!, sistema de tarjetas de la Línea Belgrano Norte (Ferrovías --> Gabriel Romero) y en las tarjetas de las líneas 61 y 62 (Grupo Plaza), desarrolladas por Siemens.

En los siguientes 2 años y medio, el SUBE se fue expandiendo lentamente a las demás líneas de colectivos y ferrocarriles. En los primeros no hubo mayor problema, salvo la reticencia de algunas empresas a adoptar el sistema. Este hecho fue solucionado por la Secretaría de Transporte mediante la resolución 235/2011 del 14 de noviembre del año pasado, que intimaba a las empresas a adoptar el sistema antes del fin de ese mes, so pena de no cobrar subsidio por las unidades que no lo posean. Así algunos grandes grupos del Gran Buenos Aires como Empresa del Oeste y Transportes La Perlita adoptaron el sistema

Con respecto a los subterráneos, ya estaba todo hecho; el sistema instalado por Monedero de molinetes en las estaciones se probó muy eficiente. Sin embargo en los ferrocarriles, no todo fue color de rosa.

Monedero y Lista! habían instalado un sistema bastante interesante. El pasajero pasaba la tarjeta por un molinete en la estación de origen, donde se descontaba la tarifa máxima. En la estación de destino el pasajero pasaba la tarjeta por otro molinete donde se le reintegraba la diferencia. Sistema similar había implantando TBA con su tarjeta "Única" no compatible con el SUBE. Sin embargo estás útiles experiencias no fueron replicadas en los demás ferrocarriles a la hora de generalizar el sistema.

En las línea Belgrano Norte y Mitre (salvo el ramal Retiro-Tigre) se instalaron validadoras de SUBE en las boleterías. Así el pasajero le pedía el boleto al boletero y en vez de abonarlo con dinero, apoyaba la tarjeta en la validadora. Este sistema no elimina las filas para comprar pasajes que se forman en determinados horarios, a diferencia del anterior. En el resto de los ferrocarriles instalaron terminales autoservicio donde uno mismo puede sacar su propio pasaje. Dichas terminales se demuestran bastante antiintuitivas de operar lo que genera demoras para sacar los pasajes, especialmente para personas mayores o con problemas de visión. Además en algunas estaciones las máquinas fueron instaladas en una sola de las salidas forzando a personas a hacer un rodeo innecesario de hasta 4 cuadras para pagar con SUBE.

Cuando se preguntó porque no se adoptaron los molinetes la respuesta fue que el sistema implantado era mejor porque no se perdía la constancia en papel del viaje (?). Se ve que en el caso de los colectivos, donde no se otorga no es tan importante.

Otro problema que tiene el SUBE es la recarga de las tarjetas. Monedero había instalado una amplia red de comercios de recarga, principalmente en los kioscos de la cadena Open25hrs. Sin embargo muchos comercios que recargaban han dejarlo de hacerlo; su explicación: la baja rentbilidad para ellos. Según afirman, el sistema les obliga a inmobilizar una gran cantidad de dinero por una rentabilidad del 1 o 2%. Así muchos comerciantes optaron por dejar de cargar SUBE, comprar poco saldo (que se agota rapidamente) o cobrar $1 por el servicio de carga, lo cuál está prohibido. Sin poderse cargar por tarjeta de débito o crédito, las estaciones de subte se transformaron en el mejor lugar para cargar las tarjetas para quienes están por la Capital, derivando en los conflictos que son de público conocimiento. En el Conurbano, ni siquiera cuentan con eso. Estos problemas deben ser resueltos, ya sea mejorando el margen pagado a los comerciantes, habilitando la recarga con tarjeta de débito o crédito u otros servicios de cobro. Incluso podrían instalarse puestos de recarga propios en plazas e intersecciones importantes.

Con todos estos problemas, llegamos al pasado domingo cuando comenzó a circular el spot que instaba a conseguir YA! la tarjeta porque a partir de 10 de febrero solo se otorgarían subsidios a quien pagara el viaje con SUBE. El spot no decía a cuanto se iban a ir los precios por lo que se comenzaron a danzar números que llevaban el boleto mínimo a 3 o 4 pesos con pasmosa liviandad. Largas colas para obtener las tarjetas se vieron en los puntos de obtención.

Como se ve, un gran camino de improvisaciones y atadas con alambre. Lo bueno es que el sistema ya está y llegó para quedarse. Quedará para más adelante la "sintonía fina"

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